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Control de las emisiones de Amoníaco

El amoniaco (NH3) es un gas fácil de detectar por su olor característico. En los alojamientos ganaderos mal ventilados se acumula pudiendo producir irritación ocular y de las vías respiratorias tanto a los animales como de las personas responsables de su cuidado. Este gas tiene por tanto un efecto negativo sobre el bienestar y la salud de los animales y los operarios de las explotaciones.

En el caso del porcino, diferentes estudios que se han llevado a cabo en las últimas décadas demuestran que concentraciones elevadas de amoniaco en los alojamientos disminuyen el consumo de alimento lo que tiene un efecto negativo sobre el ritmo de crecimiento de los animales.

Las emisiones de amoniaco tienen además efectos medioambientales adversos a nivel mundial. Este gas es considerado un contaminante transfronterizo por lo que su cuantificación y los objetivos establecidos para su reducción están regulados a nivel internacional.

En España la producción ganadera es la actividad económica que más NH3 emite a la atmosfera (figura 2), suponiendo un 72% del total de emisiones. Si tenemos en cuenta exclusivamente las explotaciones de porcino, en el año 2017 emitieron un 16% del total de emisiones de amoniaco nacionales (lo que supone 82.500 toneladas de NH3). Esto sin tener en cuenta las emisiones que se producen al aplicar los purines en el campo, que suponen un 28% del total.

Proceso de liberación del amoniaco

Al descomponerse los estiércoles y purines liberan amoniaco. La urea presente en la orina de los animales se transforma en amonio por acción de la enzima ureasa. Se ha estimado que cada cerdo de cebo excreta 10kg de Nitrógeno al año, siendo el 72% en forma de orina.

El amoniaco presente en un medio líquido pasa por volatilización a la atmósfera atravesando directamente la barrera entre éste y el aire. En el purín este proceso se acelera cuando la velocidad de aire es elevada en la superficie. Cuando existe alguna barrera física como puede ser una cubierta flotante que dificulta la circulación de amoníaco, el proceso de volatilización se reduce.

El pH es un parámetro determinante en relación a las emisiones de amoniaco. A pH básico las emisiones son mayores que cuando el pH es ácido. La temperatura es otro factor que afecta a la emisión de este gas, cuando las temperaturas son altas las emisiones aumentan.

Los procesos de liberación de amoniaco se producen con bastante rapidez por lo que tienen lugar tanto en las balsas de almacenamiento de purín, como en los alojamientos de los animales convirtiéndo estos puntos en importantes fuentes de emisión de este gas.

La concentración de amoniaco en las instalaciones varía en función de la ventilación de las mismas, que difiere entre verano e invierno. Cuando la ventilación es baja la concentración de amoniaco en las instalaciones también es menor (Figura 17).

Para el mismo periodo la evolución de la emisión media de NH3 en g/animal y día es la representada en la siguiente gráfica (Figura 18), siendo también menor con ventilación baja.

En diferentes países europeos se han llevado a cabo estudios de medición de emisiones de amoniaco en explotaciones ganaderas (tabla 3-tabla 4-tabla 5). Sin embargo, existen pocos estudios realizados en España, donde se tenga en cuenta las condiciones específicas.

 

Técnicas para la reducción de las emisiones, las MTD

En relación a las emisiones de amoniaco, las directivas europeas establecen el objetivo de reducirlas en un 3% a partir de 2020 y en un 16% a partir de 2030, tomando de referencia las emisiones del año 2005.  Para conseguir alcanzar este objetivo cada estado miembro de la UE tiene que elaborar su propio Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica. Teniendo siempre presente el objetivo de reducir las emisiones de amoniaco a la atmósfera, existen diversas guías que describen las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) para la gestión de estiércoles en alojamientos de animales, en su almacenamiento y en su aplicación a campo.

Reducciones de amoniaco con productos secantes

Los secantes de cama son formulaciones que absorben la humedad, pero tienen además otras características asociadas como su capacidad antiséptica, cicatrizante de heridas, repelente de insectos y de neutralización del amoniaco.

Según diferentes estudios una explotación de porcino de madres de unas 2000 cerdas genera de media al año 16,35 g por animal/día de amoniaco. Cada animal produce por tanto 5,96Kg de amoniaco al año. Está explotación de madres está emitiendo aproximadamente un total de 11,93T de amoniaco anuales. 

Se ha establecido que 100g de producto secante ayudan a reducir aproximadamente 109g de amoniaco. Por tanto, si una explotación de porcino de madres consume aproximadamente una tonelada de secante al mes esto quiere decir que las emisiones de amoniaco se reducen en 1,09T en ese periodo, gracias al uso de productos secantes. Estas reducciones pueden alcanzar la cifra de 13,08T anuales. 

Por tanto, podemos concluir que la utilización de productos secantes puede inhibir el amoniaco que se produce en los alojamientos ganaderos. No obstante, hay que tener en cuenta que el uso de secante suele estar limitado a las salas de maternidad por lo que estos beneficios de su utilización no se pueden aplicar al conjunto de la explotación. Sería por tanto recomendable ampliar el uso de secante a otras estancias de la explotación de manera que se reduzcan las emisiones de amoniaco en la totalidad de la explotación.

Los diferentes datos utilizados en este artículo se han obtenido de la «Guía para la minimización de las emisiones de gases en Granjas Porcinas» cuyos autores son Salvador Calvet, Fernando Estelas, Joan Cartanyà y Daniel Babot.